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Las comunidades energéticas empiezan a reinar en España

Coincidiendo con la escalada imparable del precio de la luz en el mercado mayorista son las comunidades energéticas que empiezan a ganar cada vez más usuarios y ponerse cada vez más convenientes económicamente. Puedes compartir tu energía producida aprovechando los tejados y las superficies industriales y así ganando mediante la venta del excedente de energía producida. Los planes de descarbonización son prioridad del gobierno que acaba de dedicar los primeros 100 millones de euros en ayudas para impulsar las comunidades energéticas.

Según los expertos tienen muchas ventajas porque aportan energía de proximidad y rebajan los gastos energéticos de los socios y del ámbito municipal. La idea es de convertir a quienes hasta ahora solo eran consumidores de energía en protagonistas activos del sistema energético, tanto térmico como eléctrico.
Una comunidad energética puede estar formada por los vecinos de un bloque de viviendas, por un barrio (incluyendo las pymes que desarrollen su actividad allí), por cooperativas de distintos sectores o por las empresas de un polígono industrial. Importante es saber que las decisiones se toman por consenso y todos los miembros tienen el mismo peso. Las comunidades energéticas permiten desarrollar proyectos impulsados por la población, pymes, cooperativas o entidades locales en ámbitos como las renovables, la eficiencia energética o la movilidad sostenible. Las personas involucradas en estas comunidades son, a su vez, productoras y consumidoras de su propia energía limpia, lo que redunda en una mayor democratización del sistema energético y en un importante ahorro para el consumidor final. Por todo ello, constituyen una figura clave en la transición hacia un sistema energético limpio, abierto y participativo.

Las dos directivas vigentes , la Directiva (UE) 2018/2001 y la Directiva (UE) 2019/944 introdujeron las dos nuevas figuras jurídicas ,
las “comunidades ciudadanas de energía” y las “comunidades de energía renovable”. Así, se describen como “cualquier asociación, cooperativa, sociedad, organización sin afán de lucro u otra entidad jurídica que esté controlada por accionistas o miembros locales, generalmente orientada al valor más que a la rentabilidad, dedicada a la generación distribuida y a la realización de actividades de un gestor de red de distribución, suministrador o agregador a nivel local”.

El Real Decreto Ley 23/2020 introducía la figura de las comunidades de energías renovables en la normativa de España , con el fin de incrementar la participación de los ciudadanos y de las autoridades locales en los proyectos de energías renovables, lo que permitiría una mayor aceptación local de estas energías y una participación mayor de los ciudadanos en la transición energética. Energía en manos de la ciudadanía significa que entre los múltiples beneficios que podrían aportar las comunidades energéticas destaca la variedad de posibilidades para que los ciudadanos participen en la producción de energía (autoconsumo fotovoltaico compartido), en el consumo y en la distribución o reparto de la energía renovable. Se supone que la mitad de todos los ciudadanos europeos podría producir su propia electricidad para el 2050, satisfaciendo el 45% de la demanda de energía de la UE. Esto representaría un cambio masivo en el que los ciudadanos, gracias al poder ser partícipes y gestores de su propia energía renovable, serían los protagonistas y acelerarían el ritmo de la transición energética.